jueves, 11 de septiembre de 2014

The Music Education Preservation Society

Aaah… los noventas ¿Recuerdan aquella época llena de prosperidad? Yo no. Pero aquellos de ustedes que sí lo hacen probablemente sepan de la existencia de una cosilla llamada El Efecto Mozart. Pero… ¿Qué diantres es eso?

Con bases en un estudio hecho en el año ’93 y publicado en la revista Nature la lógica del Efecto Mozart era simple: escuchar las obras de Mozart, en especial desde una temprana edad, prometía mejoras en el razonamiento espacial y la memoria, muchos hasta se atrevían a decir que enriquecía el desarrollo mental y el coeficiente intelectual del oyente.

Pronto, miles de madres alrededor del mundo estarían comprando discos compactos de la música de Mozart y exponiendo a sus hijos a esta, esperando que poco a poco se volvieran estudiantes brillantes y, con un poco de suerte, crecieran para convertirse en alguien importante y honorable.


Podemos estar seguros que los pequeñines de los noventas no escucharon a Mozart en un tocadiscos.
Tristemente y como era de esperarse, estudios más recientes (incluyendo éste) pretendieron desmentir la magia del Efecto Mozartiano, diciendo que no existía tal relación entre la música y la inteligencia, pero, ¿realmente es así?

La música clásica afecta al cerebro al aumentar sus niveles de serotonina, la cual es un neurotransmisor que se encarga de nuestro estado de ánimo, sueño, apetito, entre otras. Esto no sólo hace que nos sintamos felices y gozosos, sino que también intensifica nuestro pensamiento crítico.

En mi opinión, El Efecto Mozart hasta cierto nivel puede ser verdad, sin embargo también creo que solamente con escuchar la música de manera pasiva no va a hacer cambios demasiado notorios, pero tal vez la enseñanza de la música y el tocar un instrumento lo haga.

Creo firmemente en la importancia de que la música sea impartida desde temprana edad ya que no sólo mejora nuestras habilidades cuantitativas y de lectura, sino que también promueve la creatividad y el pensamiento flexible e independiente de una persona. Tal vez si la música fuera impartida en las escuelas de manera más intensa, habría un cambio positivo en las personas, las haría libres y les abriría la mente.

Albert Einstein una vez afirmó que la razón por la cual era tan inteligente era porque tocaba el violín, y que si no hubiera sido científico, probablemente hubiera sido músico.

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